Nombre completo: Adam Bergström
Nacionalidad: Sueca
Edad: 32
Profesión: Entrenador de Fútbol Americano
FC: Chris Hemsworth
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→ Su vida la ha dedicado a cuidar de su hermano, a tal punto que perdió amigos y a una novia de la universidad.

→ No le gusta beber, considera que se pierde la personalidad de la persona y que no es necesario la bebida para pasar un buen rato

→ Adora conversar con las personas, conocerlas y debatir temas comunes

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Georg y Agnes, un matrimonio que a ojos de cualquiera era el perfecto, pero que a puerta cerrada no era más que un infierno. Ella no era más que una mantenida, una de esas mujeres que querían cazar a un hombre del cual alardear, y él, un congresista tan dedicado a su trabajo y tan harto de los caprichos de su mujer, que en su poco tiempo libre se iba a clubs alterne, para pagarse "caprichos" como él lo llamaba.

No fue hasta pasados unos años que concibieron a Adam, un hijo que causo que la pareja se uniera un poco. Era el ojito derecho de su padre, pero su madre cayó en una depresión post parto que la llevó a cogerle algo de recelo.

Adam se crió en una casa llena de lujos y caprichos pero a pesar de todo, el muchacho parecía ser humilde y carismático, con carácter, pero buena gente, la familia decía que era la viva imagen de su abuelo por parte paterna, un hombre que murió de mayor y feliz, y que dio toda su fortuna a obras benéficas, gente sin techo y protectoras de animales, cosa que enfureció sobremanera a su único hijo, el padre de Adam.

Los años pasaron y a la edad aproximada de diez años, la pareja decidió adoptar. Agnes, la madre, no quería volver a pasar por náuseas, antojos, y sobre todo, engordarse, así que, con la excusa nuevamente de unir el matrimonio, adoptaron a un muchacho llamado Roman.
Adam enloqueció, para bien, y es que siempre había querido tener un hermano, y estaba demasiado contento, tanto, que siempre jugaba con él, o le enseñaba incluso a hablar, o andar.

Pero Roman fue creciendo y mostró conductas inapropiadas para niños de su edad, y es que se enfurecía, pegaba o incluso se pegaba a si mismo; lo padres llevaron a un especialista al pequeño y le diagnosticaron algo de autismo y esquizofrenia. Aquello causó tal revuelo, que sepultaron al muchacho en casa, de manera que estudió con un profesor particular y comenzaron a medicarlo para tenerle "atontado la mayor parte del tiempo".

Adam se opuso, pero con diez años no pudo hacer nada más que ser el apoyo de Roman, dedicándole todo su tiempo al pequeño, y siendo ese punto de apoyo y referencia.
Él fue creciendo y el rubio se graduó en deportes, en la universidad más famosa de Suecia; para ese entonces tenía novia, pero la tuvo que dejar debido a que siempre estaba cuidando a su hermano, no tenía tiempo, y a pesar de haber amado a esa mujer, le tuvo que decir adiós.

Un buen día vio como el padre pegaba a Roman, y aquello fue la gota que colmó el vaso. Ahora Adam tenía 30 años, ya era todo un hombre, y su hermano tenía 20 por lo que hizo las maletas y tras acortar toda relación con sus padres, se fueron ambos a Estados Unidos, a por una vida digna para el pequeño.

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